Terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas y cambio climático

 Entre la gran diversidad de información relacionada con el cambio climático, he encontrado una publicación con noticias inquietantes en relación a este aspecto. 

Me refiero a un artículo titulado “Los otros efectos del cambio climático: terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas”. Algo difícil de digerir pero, de acuerdo a evidencias científicas, debemos comernos este nada delicioso plato. 

Me he permitido presentar un breve resumen de este interesante trabajo, pero pueden leer el artículo completo  haciendo clic en el vínculo que aparece más adelante.

 continuación, el resumen: 


La desaparición de la masa de hielo en regiones como Groenlandia podría llegar a desatar fenómenos geológicos que amenacen la costa europea. Imagen: ESA


La emergencia climática en la que estamos sumidos nos ha acostumbrado a escuchar funestas predicciones sobre cómo nuestro mundo se está convirtiendo en un lugar más inestable e inhóspito: el derretimiento de los hielos, la crecida del nivel del mar, fenómenos meteorológicos extremos, inundaciones y sequías, todo ello redunda no solo en destrucción ambiental, sino también en riesgos a la salud o a la seguridad alimentaria. Pero por si esto aún fuera poco, cada vez son más los indicios científicos sobre cómo el cambio climático puede además contribuir a fenómenos geológicos como terremotos, tsunamis o erupciones volcánicas.  Y ya no parece haber dudas de que el riesgo es real.  

En 2012 el geofísico y experto en riesgos climáticos Bill McGuire, del University College London, publicó su libro Waking the Giant:  How a changing climate triggers earthquakes, tsunamis and volcanoes.  McGuire advertía de que el gigante dormido bajo nuestros pies, la Tierra, a veces solo necesita un pequeño empujón para despertar en forma de terremotos, erupciones volcánicas o corrimientos de tierras. Y que esa diminuta perturbación extra puede producirse por alteraciones climáticas.  

EL IMPACTO DE LOS GLACIARES EN LA CORTEZA TERRESTRE 

Los glaciares y las capas de hielos permanentes en las regiones polares del planeta ejercen una enorme presión sobre el lecho de roca. Cuando se derriten y liberan de ese peso a la corteza terrestre, esta responde con un rebote, como una versión lenta y gigantesca de una cama elástica. Y este rebote puede tener consecuencias sobre las fallas geológicas y los depósitos de magma. 

Numerosos investigadores han encontrado evidencias de cómo este fenómeno afecta al vulcanismo y la sismicidad. En la Universidad de Leeds (Reino Unido), la vulcanóloga Claire Cooper y sus colaboradores estudian cómo en los últimos 12.500 años las glaciaciones y la retirada de los glaciares han controlado los ciclos de erupciones volcánicas en Islandia.  

“Cuando los glaciares se retiran, la descompresión causa un levantamiento de la corteza y hace más fácil que el magma llegue a la superficie, lo que puede resultar en una erupción”, ha manifestado Cooper.  Un fenómeno similar se está estudiando en la península de Kamchatka (Rusia) y en la zona volcánica del sur de los Andes en Chile. 

Algo parecido se aplica a los temblores de tierra. “Se sabe que los movimientos de los glaciares y los cambios de masa (que no tienen por qué estar provocados por un cambio climático) pueden causar microsismicidad en la corteza”,  

“Los terremotos inducidos por el derretimiento del hielo han ocurrido varias veces en el pasado”, señala a OpenMind la geofísica Rebekka Steffen, de la autoridad sueca de mapeo, catastro y registro de tierras, cuya investigación cubre la actividad sísmica debida a los cambios en los hielos. La científica precisa que existen evidencias de este fenómeno durante los últimos 20.000 años en múltiples zonas del norte y centro de Europa, desde Escandinavia hasta Rusia, así como en Norteamérica.   

EL CAMBIO CLIMÁTICO PODRÍA ACELERAR EL PROBLEMA 

Estos efectos ligados a las idas y venidas de los hielos en el pasado se han revelado a largo plazo; Cooper habla de una demora de al menos entre dos y cuatro siglos entre la retirada de los glaciares y la respuesta volcánica 

Pero más complicado que describir estos fenómenos en el pasado es predecirlos en el futuro. Según los investigadores, “lo difícil es saber cuándo se alcanza el umbral de una respuesta sísmica en la corteza, porque esto depende en primer lugar de su estado de estrés, la presencia de zonas preexistentes de debilidad mecánica (como las fallas), el volumen del hielo fundido y la velocidad del derretimiento”.   

a Los expertos consultados coinciden en que las zonas con mayor riesgo son las que están perdiendo hielo de forma acelerada, como las regiones montañosas de Alaska, el Himalaya o los Alpes. “En el sur de Alaska algunas áreas han perdido un kilómetro vertical de hielo, lo que ya se está reflejando en mayores niveles de sismicidad”, dice McGuire.  

Pero cuándo exactamente podrían producirse estos terremotos en el futuro, no está claro, necesitamos más investigaciones”, sugiere. 


El aumento de las precipitaciones puede llegar a afectar a los ciclos de volcanes, tal y como han estudiado en el volcán Kilauea, en Hawái. Crédito: Wikimedia

LAS PRECIPITACIONES PUEDEN ALTERAR LOS FENÓMENOS GEOLÓGICOS 

En Hawái, un estudio propuso que la presión del agua en el interior de las rocas tras una estación de lluvias abundantes causó un cambio de comportamiento en la reciente y prolongada erupción del volcán KilaueaEn el Himalaya se ha descubierto una relación entre los ciclos anuales de lluvias del monzón y la aparición de microsismos. Más insólito, en Taiwán se ha mostrado que la baja presión asociada a los tifones puede provocar minúsculos movimientos en las fallas que, si se encuentran en una situación crítica, pueden detonar un temblor. En el caso de Taiwán, los terremotos detectados son del tipo lento: liberan su energía en horas, días o meses, por lo que no resultan tan violentos como los típicamente destructivos, que lo hacen en segundos. 

 

El a La conclusión de McGuire debería servir como una advertencia siempre presente: “Hay muchas evidencias de que cambios ambientales minúsculos pueden disparar grandes fenómenos geológicos que pueden ser mortales y destructivos”. 

Solo queda decir amigo lector que tenemos suficientes razones para involucrarnos todos en acciones que contribuyan a frenar este desajuste que, en nuestra locura, hemos iniciado. 


Hasta pronto 

  
 

 

 

 


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