Trastorno de ansiedad social o fobia social

Las personas con fobia social tienen:
·         Miedo intenso, persistente, y crónico de ser observadas y juzgadas por los demás y de hacer cosas que les producirán vergüenza.
·         Se pueden sentir preocupadas durante días o semanas antes de una situación que les produce temor.
·         Este miedo puede tornarse tan intenso, que interfiere con su trabajo, estudios, y demás actividades comunes, y puede dificultar el hacer nuevas amistades o mantenerlas.
Aunque las personas con fobia social son conscientes de que sus miedos de estar con la gente son excesivos o irracionales, son incapaces de superarlos. Incluso en el caso de que logren enfrentar sus temores y logren estar rodeadas de otras personas, con frecuencia se sienten muy ansiosas de antemano, se sienten muy incómodas durante el encuentro, y se preocupan durante muchas horas después de la situación acerca de cómo fueron juzgadas por los demás.
La fobia social se puede limitar a una sola situación (tal como preguntar algo a la gente, comer o beber, o escribir en una pizarra en frente a los demás), o puede ser tan amplia (como en el caso de una fobia social generalizada) que la persona puede experimentar ansiedad en presencia de prácticamente cualquier persona que no sea de su familia.
Los síntomas físicos que acompañan con frecuencia a la fobia social incluyen enrojecimiento, transpiración intensa, temblor, náuseas, y dificultad para hablar. Cuando estos síntomas ocurren, las personas con fobia social sienten que todas las personas los están mirando.
Las mujeres y los hombres tienen la misma probabilidad de desarrollar el trastorno, el cual normalmente comienza en la infancia o al inicio de la adolescencia. Existe alguna evidencia de que hay factores genéticos involucrados.  Normalmente, la fobia social viene acompañada de otros trastornos de ansiedad o depresión  y se puede desarrollar abuso de sustancias si las personas tratan de auto medicarse para tratar su ansiedad.
La fobia social puede ser tratada con éxito con ciertos tipos de psicoterapia o medicamentos.

Fobias específicas

“Tengo mucho miedo volar en avión y ya no lo he vuelto a hacer. Comenzaba a tener pavor a un viaje en avión un mes antes de partir. Era una sensación terrible cuando se cerraba la puerta del avión y me sentía atrapado. Mi corazón comenzaba a latir con fuerza y yo comenzaba a sudar muchísimo. Cuando el avión comenzaba a ascender, se reforzaba mi sensación de que no podía escapar. Cuando pienso acerca de volar, me imagino perdiendo el control, enloqueciéndome, trepando por las paredes, pero por supuesto nunca hice algo así. No le tengo miedo a estrellarme o a encontrar turbulencia en el camino. Es sólo la sensación de estar atrapado. Siempre que tenía que pensar acerca de un cambio laboral, tenía que pensar, '¿será que me veré presionado a volar?’ Ahora sólo voy a sitios adonde pueda conducir o tomar el tren. Mis amigos siempre me dicen que tampoco me puedo bajar de un tren que viaja a alta velocidad, así que, ¿por qué los trenes no me afectan? Simplemente les respondo que no se trata de un miedo racional”.
Una fobia específica es un miedo intenso e irracional hacia algo que en realidad constituye una amenaza mínima o nula. Algunas de las fobias específicas más comunes son: a las alturas, escaleras mecánicas, túneles, conducir en carreteras, espacios cerrados, agua, volar, perros, arañas, y heridas sangrientas. Las personas con fobias específicas pueden ser capaces de esquiar con facilidad en las montañas más altas del mundo, pero ser incapaces de subir más de un quinto piso de un edificio de oficinas. Aunque los adultos con fobias son conscientes de que tales temores son irracionales, con frecuencia encuentran que el enfrentar, o incluso el pensar en tener que enfrentar el objeto o la situación que produce el temor, trae consigo un ataque de pánico o una ansiedad intensa.
Las fobias específicas usualmente aparecen durante la infancia o adolescencia y tienden a persistir durante la edad adulta.  No se comprenden muy bien las causas de las fobias específicas, pero hay evidencia de que la tendencia a desarrollarlas puede ser hereditaria.
Si la situación u objeto que causa el temor es fácil de evitar, las personas con fobias específicas quizá no busquen ayuda; pero si el evitarlo interfiere con su desarrollo profesional o sus vidas personales, esto puede inhabilitar a las personas y usualmente hay que buscar un tratamiento.
Las fobias específicas responden muy bien a una psicoterapia cuidadosamente escogida.
Hasta pronto!!


Fuente: The National Institute of Mental Health (NIMH)

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