La Paciencia

         La sociedad vive a un ritmo cada vez mas acelerado. A tal punto que muchas cosas las dejamos pendientes por hacer, y mantenemos el afán de andar de prisa, con la idea desesperada de resolver rápidamente todos nuestros asuntos personales y de nuestro trabajo. Esto ocasiona que a veces surjan roces con otras personas de manera innecesaria.
            Todo lo queremos para “ayer”, logrando así que nuestra vida cotidiana tenga cada vez menos de sensatez y seamos poco amables con los demás. Estamos inundados de “prisa”!!!
            En la década de los años ochenta del siglo pasado, el escritor Alvin Toffler publicó un libro llamado “El Shock del Futuro” en el que describe  de manera muy precisa lo que hoy nos acontece:
            “El shock del futuro  es la desorientación producida por la llegada prematura del futuro, y puede ser la enfermedad mas grave del mañana. El cambio cae como un alud sobre nuestras cabezas, y la mayoría de la gente está grotescamente impreparada para luchar con él”
            El mismo Toffler recomienda la necesidad del individuo en convertirse en un ser infinitamente mas adaptable y sagaz que en cualquier otro tiempo anterior. Que debe comprender como los efectos de la aceleración influyen en su vida personal afectando la calidad de su existencia.
            En otras palabras, cada individuo debe adaptarse al ambiente que le rodea, ajustando su actividad de acuerdo al impacto de los cambios que haya a su alrededor, pero con la suficiente calma para perseverar en la búsqueda de sus objetivos, y tener la paciencia para lograr el resultado que espera.
Paciencia! Esta es quizá una de las virtudes mas escasas en la sociedad actual. Implica mantener la calma ante la adversidad y los momentos de necesidad. No hay que confundirla con la pasividad frente al dolor y las dificultades. Al contrario la persona paciente mantiene la calma para encontrar soluciones a los momentos difíciles, o para evitar que sean peores. Ante las pruebas que enfrentamos durante nuestra existencia, las respuestas que damos pueden agruparse entre actitudes positivas y actitudes negativas. Con las primeras, buscamos resolver los problemas, atenuarlos o evitar que empeoren. Con las segundas, se cae en el derrotismo, en oposición inútil hacia los demás y en el empeoramiento de los problemas. Con la paciencia comienza el camino para tomar las mejores decisiones.
            La persona paciente tiene metas, mientras que el indiferente no las tiene en la mayoría de los casos. Y es que el empeño de alcanzar determinados objetivos es el mayor estímulo para enfrentar las dificultades con paciencia, superando escollos y problemas. Es natural que muchos planes no terminen como se planificaron. En esas situaciones es importante mantener la calma, sobreponerse a los reveses y continuar con lo proyectado, aprendiendo de los errores e infortunios.
            Muchas personas  se escudan con la paciencia para no hacer nada, para no actuar y esperar que todo les caiga del cielo. Ese no es el caso. No podemos ser pacientes si no estamos seguros que algo llegará, es decir, si no actuamos en consecuencia para que ese algo se produzca.
            Así que, sigue luchando por alcanzar tus metas y ten paciencia. En algún momento se asomarán a la puerta.


            Hasta pronto!!

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