Técnica para poner fin a cualquier discusión en 5 pasos
Interesante
artículo publicado el día de ayer 30 de abril en el portal El Confidencial. Lo
publicamos tal como aparece con el deseo que le sirva de guía a la hora de
poner fin a cualquier discusión
Cuando
convivimos mucho tiempo con una persona, ya sea nuestra pareja, nuestro
compañero de piso o nuestro jefe, es inevitable que surjan discrepancias.
Discutir de vez en cuando no tiene por qué ser malo. Después de un encontronazo
dialéctico se puede llegar a una conclusión que satisfaga a ambas partes. Pero si las broncas son constantes,
la relación acabará por enturbiarse sin remedio.
Un grupo de investigadores de la Brigham Young University estudió
el comportamiento de un nutrido grupo de parejas durante 20 años, y llegó a la
conclusión de que, cuántas más discusiones había, menos duraba la
relación, y viceversa.
Ya que es inevitable discutir de vez en cuando, lo decisivo es aprender a que
las peleas no vayan a más, solucionando los conflictos en
cuanto estos aparezcan. Para ello, la psicóloga Lisa Firestone ha
desarrollado un procedimiento que, asegura, funciona muy bien entre las
personas que acuden a su terapia: la técnica del desarme unilateral.
La
doctora parte de la idea de que, cuando estalla una bronca, se
crea un resentimiento que no nos deja ver la situación en conjunto,
y nos impide valorar las posibles soluciones. Empezamos entonces a
lanzarnos reproches, sin tener en cuenta las consecuencias de nuestro
comportamiento. Por ello, Firestone propone que aprendamos a “desarmarnos”,
evitando discutir acaloradamente, para no decir cosas de la que luego vamos a
arrepentirnos.
Aunque la psicóloga enseña la técnica del desarme unilateral a las
parejas, ésta se puede usar perfectamente en cualquier tipo de discusión. Estos
son los cinco pasos que debes seguir para resolver cualquier discusión que se
vaya de las manos.
1. Relájate
Las discusiones más absurdas (que pueden acabar convirtiéndose en
las más peligrosas) surgen sencillamente porque estamos cansados, nerviosos,
estresados (o puede que hambrientos), y en muchas
ocasiones, todo al mismo tiempo. Nuestro compañero nos dice algo que nos
molesta y saltamos a cuchillo, sin pensar fríamente lo que vamos a decir. En estos momentos es esencial
que aprendamos a relajarnos, quizás
yendo a dar un paseo, contando hasta diez o, sencillamente, pensando bien las
cosas antes de abrir la boca. No pienses en lo que ha hecho o dicho la otra
persona, piensa en lo que vas a decir tú. Verás enseguida como se rebaja la
tensión.
2. No devuelvas el golpe.
Como
explicaba el lingüista Sebastià Serrano en una entrevista con El Confidencial, “jugar a enfadarse es muy
fácil”, y pude acabar muy mal. “En el momento en que hay
expresiones de menosprecio ya no hay prácticamente vuelta atrás”, asegura
Serrano. “Y es tan fácil que aparezcan… Si le dices un exabrupto a la pareja
vas a necesitar tres halagos fuertes para reequilibrar la situación. A veces se
consigue, pero otras no”.
Por ello, cuando la persona con la que estamos
discutiendo entra en barrena, lo
más inteligente es echar el freno y no entrar al trapo. Un buen truco es hablar de lo que has
hecho, y por qué lo has hecho, sin entrar a valorar el comportamiento de la
otra persona. No tiene sentido querer “ganar” una discusión si la persona con
la que estamos hablando es muy cercana. Es más importante conservar la amistad
que tener razón; si la tienes, el tiempo te la acabará dando y tu compañero lo
reconocerá.
3. Responde amablemente
En la comunicación interpersonal las formas son en ocasiones más
importantes que el fondo. Cuando estalle una discusión
trata siempre de bajar el tono, explicando
las cosas de la forma más delicada posible, sin exabruptos. Bajar las armas no
implica renunciar a lo que crees, ni rehusar a defender tus opiniones (que
son tan validas como las de la persona con la que estás discutiendo), sólo
supone tomar una posición que no es percibida como amenazante y que va a hacer
que la persona con la que tienes un conflicto se relaje y sea, también, más
comprensiva.
En ocasiones, un pequeño acto de afecto es
suficiente para desarmar a tu compañero, algo que es de lo más
efectivo si se trata de tu pareja. Basta cogerle de la mano, mirarle a los ojos
y decir que le quieres para que la discusión cambie por completo.
4. Empatiza
Para resolver una discusión es muy importante que escuchemos con
atención lo que nuestro compañero tiene que decirnos. Puede que no estés de
acuerdo, pero es importante que la otra persona sienta que la estemos
escuchando. La técnica del desarme unilateral no implica aceptar siempre lo que
dice la persona con la que discutimos, como si no importara nuestra opinión,
pero implica estar dispuesto a
renunciar a tener siempre la razón, con el fin de resolver el conflicto.
Si mostramos comprensión por lo que dice la otra persona, y
aceptamos que es cierto al menos algo de lo que dice (los desacuerdos no suelen
ser nunca del 100%), habremos dado un gran paso.
5. Comunica lo que sientes
Cuando discutimos solemos construir nuestras argumentaciones en
torno a cosas concretas, cuando en realidad todo nuestro malestar surge de una
serie de sentimientos que, a menudo, no sabemos comunicar. Aprender a expresar
lo que sentimos, por encima del conflicto concreto, es decisivo para resolver
esta discusión y muchas de las que están por venir. Los sentimientos son
independientes de los hechos, pero son realidades que están ahí, y son
decisivas. Sólo si expresamos lo que sentimos, la
persona con la que discutimos sabrá entender lo que realmente pensamos, y será
mucho más comprensiva con nuestra situación.
Hasta
pronto!!
Fuente:
www.elconfidencial.com
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