Habilidades Sociales Imprescindibles: Sonreír, Hablar Despacio y Preguntar
Nuestra falta de habilidades
sociales nos puede limitar mucho a la hora de afrontar determinados
retos en nuestras vidas. De estos, los más usuales se producen a la hora de
enfrentarnos a entrevistas, presentaciones, o a las simples interacciones sociales
o profesionales que se nos presentan.
La imagen que damos
en esas situaciones, puede suponer la diferencia entre una interacción exitosa
o un completo fracaso. Seguro que todos hemos vivido momentos ante los
que no hemos reaccionado adecuadamente. Después, una vez superado el
trance, y analizando la situación, nos hemos dado cuenta de las cosas que hemos
hecho mal. Sin embargo, lo que muy pocas veces no podemos ver es, precisamente,
el aspecto físico y la impresión que causamos a los demás, visto desde fuera.
Hay que sonreír más
El arma más
poderosa que tenemos en nuestro arsenal de habilidades sociales, es sin lugar a
duda nuestra sonrisa. Por desgracia, es el arma que menos
utilizamos. A todos nos gusta ver una cara sonriente o que expresa alegría frente
a una cara expresa preocupación o tristeza. Obviamente, esto no quiere decir
que siempre haya que estar con la sonrisa puesta.
En general el modo
por defecto a la hora de hacer cualquier tipo de comunicación debería ser la
alegría. Esto ayudará a relajar la tensión en el ambiente y
que nuestro interlocutor se muestre más receptivo a nuestro mensaje. Luego, ya
habrá tiempo de cambiar de cara si el discurso o la situación lo merecen.
Sonreír cuando uno
está comunicando, es mucho más complicado de lo que parece. Las primeras veces
seguramente parecerá que tenemos cara de tontos, pero ese es precisamente el
motivo por el que tenemos que grabarnos y ensayar antes de
cualquier interacción de este tipo.
Hay que hablar más despacio
Cuando estamos
nerviosos, nuestro instinto nos pide huir. Si lo que estamos
haciendo es hablar en público, lo que queremos es que esa situación peligrosa,
acabe lo antes posible. Esto nos lleva inevitablemente a hablar muy deprisa.
De nuevo, sólo la
práctica deliberada de esta habilidad nos puede llevar a controlar
mucho mejor nuestra cadencia a la hora de expresarnos.
El siguiente paso
para controlar el tiempo de nuestras intervenciones es el complicadísimo
arte de dominar los silencios. En cualquier presentación los silencios son
herramientas muy potentes. Pueden invitar a la reflexión, pueden crear ambiente
de misterio… De nuevo nuestro instinto nos hace huir de las pausas porque nos
pone en una situación tensa. Todas las miradas se centrarán en nuestra persona,
y en el motivo de por qué estamos callados. Por eso, siempre intentamos huir de
ellas. De nuevo, la estrategia es siempre la misma, practicar deliberadamente
estas pausas en aquellos momentos en los que nuestro discurso o mensaje así lo
requiera.
Hay que preguntar mucho más
Esta última
habilidad no está tan centrada en el ámbito de las presentaciones o exposiciones
orales, sino más bien en el ámbito de las interacciones más personales
o de cara a cara. Por ejemplo en una entrevista de trabajo, o en cualquier
interacción con clientes (sobre todo si son nuevos).
Es habitual
encontrarnos con personas que únicamente hablan de sí mismos, de lo que
han hecho, de lo que han estudiado, de lo que pueden ofrecer, de quienes son, etc.
Esto recuerda a aquellas parejas que
vienen de vacaciones o de luna de miel, nos invitan a su casa y nos ponen el
dichoso vídeo de las mismas, sin habernos consultado. Luego, durante dos horas
seguidas no paran de hablar de ellas. ¿Insoportable verdad?
Pues bien, ese es,
aunque menor grado, el efecto que se llevan nuestros interlocutores cuando
empezamos hablar de nosotros mismos sin tener en cuenta su punto de vista.
La manera de dar la
vuelta a esta situación es muy sencilla. Si es posible, investiga antes
con quién te vas a entrevistar o la organización para la que trabaja.
Limita tu introducción a lo básico, responde a sus preguntas, pero no te quedes
ahí. Pregunta. Y el secreto para hacer preguntas inteligentes, es disponer
de información previa.
Cómo puedes ver, no
estamos hablando de habilidades imposibles de obtener. Se requieren apenas unas
horas de práctica inicial y unas horas de práctica real para dar un giro
radical en nuestras interacciones y habilidades sociales.
¡¡Hasta pronto!!
Fuente: http://www.uncafelitoalasonce.com/
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