A LO NATURAL Y SENCILLO

  La preparación de compost a nivel doméstico contribuye en la lucha contra el cambio climático. Foto de Wikimedia Commons Con la huella climática de la alimentación ocurre que ciertas voces instan a abandonar la ingesta de carne, a lo cual los ganaderos reaccionan asegurando que la clave está en el consumo de proximidad: Y los granjeros de explotaciones ecológicas, argumentan que el problema es cómo se producen los alimentos.   Todo ello deja al consumidor sin saber a qué atenerse .   Sin embargo, existe una medida esencial que apenas recibe publicidad, pues pocas veces suele incluirse en la invitación a consumir menos. Se trata de ¡ R educir los residuos!   Esta puede ser la medida más importante de nuestros hábitos alimentarios para luchar contra el cambio climático .   Según estimaciones de FAO, la tercera parte de los alimentos que se producen en el mundo acaba en la basura, lo que alcanza a unos 1.300 millones de toneladas al año.   Esa cifra es un 8% de las emisiones totales d

  Como todo ser vivo, los seres humanos necesitamos de la comida para sobrevivir. Y cuando comemos, disfrutamos y amamos la comida ¡Nos aporta felicidad!   Por eso es sorprendente que, si amamos tanto la comida, ¿Por qué dejamos que tantos alimentos se pudran en nuestros refrigeradores? O que se tiren a la basura las sobras de nuestros platos, de nuestras fiestas. O se desechen en abastos, supermercados.     Un tercio de todos los alimentos producidos globalmente se pierde o se desperdicia. Nos encanta la comida, pero no la cuidamos. No la respetamos.     Cuando desperdiciamos comida, también desperdiciamos todos los recursos utilizados para cultivar, procesar, transportar y comercializar esos alimentos. La comida es mucho más que lo que hay en nuestros platos.   ¿Sabías que se necesitan unos 50 litros de agua para producir una naranja? ¿los kiwis provienen de árboles o de arbustos? ¿Son los tomates una fruta o una hortaliza?  Conocer más sobre nuestra comida , de dónde viene, qué ali

  Foto de The Food Tech Aproximadamente entre un cuarto y un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o se desperdicia a nivel mundial. Eso significa alrededor de 1300 millones de toneladas al año.   Eso incluye el 30% de los cereales, entre el 40 y el 50% de las raíces, frutas, hortalizas y semillas oleaginosas, el 20% de la carne y productos lácteos y el 35 % de los pescados.  La FAO calcula que dichos alimentos serían suficientes para alimentar a 2000 millones de personas.    En América Latina y el Caribe, se estima que en cada año se pierde o desperdicia alrededor del 15% de sus alimentos disponibles. Con eso se podría alimentar a más de 30 millones de personas (el 64% de quienes sufren hambre en la región).   Hagamos un paréntesis. Para mejor análisis de las causas, a nivel institucional, los criterios para distinguir entre pérdidas y desperdicios de alimentos son:    Las pérdidas se refieren a la disminución de la masa disponible de alimentos para con