Captura y almacenamiento de dióxido de carbono

El dióxido de carbono (CO2) es un gas de efecto invernadero que se encuentra naturalmente en la atmósfera. Las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles y otros procesos, aumentan significativamente su concentración en la atmósfera contribuyendo al calentamiento global del planeta.
Posible sistema de captura y almacenamiento de CO2

La captura y almacenamiento de CO2 podría reducir las emisiones atmosféricas de carbono derivadas de las actividades humanas. Esta técnica consiste en capturar el CO2 producido en las centrales eléctricas o plantas industriales, y luego almacenarlo por un largo periodo de tiempo, ya sea en formaciones geológicas del subsuelo, en océanos o en otros materiales. No debe confundirse con el secuestro de carbono, que consiste en eliminar el carbono presente en la atmósfera mediante procesos naturales como el crecimiento de bosques.
Se estima que los combustibles fósiles seguirán siendo la fuente de energía más importante hasta mediados de este siglo por lo menos. Por lo tanto, las técnicas para capturar y almacenar el CO2 producido, podrían contribuir en combinación con otros esfuerzos a combatir el cambio climático y a estabilizar la concentración atmosférica de los gases de efecto invernadero..
¿Qué fuentes de emisión de CO2 pueden ser capturadas y almacenadas?
Potencialmente se podría capturar una parte importante del CO2 producido
por centrales eléctricas que usan combustibles fósiles. En 2050, esto podría representar del 21 al 45% del total de las emisiones de CO2 derivadas de las actividades humanas. 
El CO2 capturado puede inyectarse en las formaciones rocosas porosas del subsuelo mediante muchos de los métodos que actualmente se utilizan en las industrias del gas y del petróleo. Los tres grandes tipos de almacenamiento geológico son las reservas agotadas de gas y petróleo, los acuíferos salinos y los lechos de carbón inexplotables. El CO2 puede retenerse físicamente, por ejemplo, bajo una capa rocosa hermética, o en los espacios porosos del interior de la roca. Asimismo, puede retenerse químicamente al disolverse con agua y reaccionar con las rocas que le rodean. En este tipo de reservas, el riesgo de fugas es más bien reducido. 
La opción de almacenamiento de CO2 en formaciones geológicas es la opción más barata y más aceptable desde el punto de vista medioambiental. 
 A causa de sus consecuencias medioambientales, el almacenamiento del CO2 en los océanos ya no se considera como una opción aceptable.
Aunque aún hay muchas interrogantes, se prevé que la captura y el almacenamiento de carbono aumente los costes de producción de electricidad de un 20 a un 50%.
¿Cómo puede cuantificarse la reducción de las emisiones?
Todavía faltan métodos capaces de estimar las cantidades de emisiones de gases de efecto invernadero que se reduzcan, eviten o eliminen de la atmósfera. Mientras que una tonelada de CO2 almacenada de forma permanente ofrece las mismas ventajas que una tonelada de CO2 no emitida, la tonelada de CO2 almacenada de forma temporal proporciona muchos menos beneficios.
Conclusión: el futuro de la captura y almacenamiento de CO2.
Tecnológicamente, la captura y almacenamiento de CO2 es posible, y durante este siglo podría jugar un papel significativo en la reducción de las emisiones de gases a efecto invernadero. Ahora bien, todavía quedan muchas cuestiones por resolver antes de que estas técnicas se extiendan a gran escala.
Para aumentar el conocimiento y la experiencia sobre estas técnicas, deberán realizarse más estudios de gran escala en el sector eléctrico, así como para evaluar la conveniencia del potencial geológico de los lugares de almacenamiento.
Además, es necesario crear un marco legal y reglamentario adecuado, y eliminar las barreras que traban su implantación en los países en vías de desarrollo. 
El consenso científico considera la captura y almacenamiento de carbono como una de las principales opciones para reducir las emisiones de CO2. Si se extendiera esta tecnología, los costes asociados a la estabilización de la concentración atmosférica de los gases de efecto invernadero se verían reducidos, como mínimo, en un 30%. 
¡¡Hasta pronto!!

Fuente: http://www.greenfacts.org/


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