Nacemos con Traumas que Sufrieron Nuestros Antepasados

Comencemos con una anécdota imaginaria.
Darwin y Freud entran a un bar.  No lejos de ellos están dos ratones alcoholizados, madre e hijo, lamiendo ginebra en dos dedales. La ratona madre les distingue y les dice:
“ Hey, señores genios, explíquenme por favor por que mi hijo ha caido en tan lamentable estado”
“Problemas de herencia” -  responde Darwin.
“Problemas de crianza” – dice Freud.
Por mas de cien años estos dos puntos de vista – naturaleza o crianza, biología o psicología – han ofrecido respuestas opuestas la una a la otra del por que surgen y persisten conductas, no solo en una persona, sino también a través de generaciones
Por allá en 1992, Moshe Szyf, biólogo molecular y genetista de la Universidad Mc Gill en Montreal, y Michael Meany, neurobiólogo de la misma institución, decidieron abordar el tema desde ambas posiciones para despejar las dudas sobre la naturaleza de esos problemas conductuales.
Como es lógico, para revisar lo hereditario es necesario adentrarse en la mecánica genética. Surgen preguntas como: ¿qué hace o no hace uno  o varios  genes para causar resultados distintos en individuos distintos pero de raices comunes?  Si todas las células de un organismo tienen en su núcleo el mismo ADN ¿por qué las del corazón, higado, cerebro o cualquier otro órgano son distintas entre sí?
Hoy se sabe de la existencia de elementos extras, como los grupos metilo, que se anexan al ADN. Y se sabe que según la posición de su anexión en la cadena, se activa la selección de aquellos genes que son necesarios para las proteinas de una célula en particular. Es decir, actúan como un interruptor de cuales genes serán activos y cuales no, según el tipo de célula.
Importante. Estas anexiones al ADN (hay otros grupos además del metilo) no son parte de los genes, pero si influyen en su actividad. El estudio de estos procesos se le conoce hoy como EPIGENETICA. Al principio se creyó que los cambios epigenéticos solo ocurren durante el desarrollo fetal. Se ha logrado resultados que demuestran que también en la madurez pueden haber anexiones “curiosas” al ADN, que disparan luego una cadena de cambios celulares que pueden terminar en cáncer en algunos casos. Algunas veces las anexiones  se debieron a cambios en la dieta. En otras ocasiones, la causa era exposición, mayor a lo recomendado, a productos químicos. Szyf demostró que corrigiendo esos cambios epigenéticos con drogas medicinales se curan ciertos cánceres en animales.
Si la dieta y ciertos productos químicos causan cambios epigenéticos, ¿podrían ciertas experiencias muy traumáticas - niñez abandonada, abuso de drogas, estrés muy intenso- causar cambios epigenéticos en las neuronas del cerebro de cualquier persona? Pues, si! Hay experimentos  sobre el comportamiento epigenético que demuestran que las experiencias traumáticas de nuestro pasado, e incluso del pasado de antepasados cercanos, dejan cicatrices moleculares adheridas a nuestro ADN.  Ejemplos hay: judíos cuyos bisabuelos y abuelos fueron perserguidos a principios y mediados del siglo veinte, jóvenes procedentes de Africa cuyos padres sobrevivieron a terribles masacres, adultos que crecieron en hogares de padres abusivos o alcohólicos, etc.,  llevan consigo algo mas que recuerdos. Nuestros traumas, y aquellos de los antepasados no nos abandonan aun cuando se hayan olvidado. El ADN es el mismo,  pero hemos heredado las tendencias psicológicas y conductuales.
Y fue un gran descubrimiento: encontrar que los cambios epigenéticos se transmiten de padres a hijos, y tales cambios heredados provocan un comportamiento en al ADN como si fuese una mutación genética. Esos mecanismos de herencia pueden manifestarse como debilidades y deficiencias, pero también hay de fortalezas y resiliencias.  Mejor noticia aún: ya están en pruebas tratamientos con drogas que podrían no solo restituir el ánimo, también borrar los cambios epigenéticos en los casos negativos.
En cuanto a crianza, Meany estudió las diferencias individualea y como, los hábitos de crianza de ratas madres originan esos cambios en sus descendencias a lo largo de su vida.  Pudo demostrar que la cantidad de caricias y lamidos recibidos durante la infancia tienen un efecto directo en como las hormonas del estrés, incluyendo la corticosterona, se manifiestan en la madurez. A mas caricias recibidas cuando bebés, menos estrés hormonal cuando crecidos.
Meany y Szyf llevaron a cabo varios experimentos por demás interesantes. Comenzaron seleccionando ratas madres muy atentas y otras muy descuidadas. Cuando sus descendencias crecieron se analizó sus tejidos cerebrales, específicamente el hipocampo. En los hijos de las madres descuidadas los genes reguladores de la producción de receptores glucocorticoides (GR), que regulan la sensibilidad al estrés, tenían mucha metilación. Los hijos de las madres atentas casi no tenían grupos metilo y si un alto nivel de GR
Para descartar que no era por herencia genética de las madres, el siguiente experimento fue poner   hijos de ratas madres atentas a ser criados por la ratas madres descuidadas, y viceversa. Al analizar el hipocampo de los hijos ya grandes, el resultado fue que los criados por las madres descuidadas eran asustadizos. Los criados por las madres atentas eran mas calmados, mas valientes y con mucho GR.
Surgió la pregunta: ¿los cambios epigenéticos observados se debieron a los cambios de comportamiento en las ratas o fueron meras coincidencias? Meany y Szyf tomaron un grupo de ratas criadas por madres descuidadas, se verificó su alto grado de genes metilados en el hipocampo, y se les inyectó al cerebro con trichostatina A que es una droga que remueve los grupos metilo. Éxito!!  Los animales ya no tuvieron mas el desempeño deficitario típico de las otras ratas de idéntico origen. Y en sus cerebros no había los cambios epigenéticos vistos anteriormente.
A raiz de estos experimentos de Meany y Szyf han surgido muchos otros trabajos ejecutados por otros investigadores, en los que se corrobora que ocurren cambios epigenéticos en muchos otros genes activos en el cerebro.
El siquiente paso, uno muy importante: estudiar los cambios epigenéticos en seres humanos. En 2008 compararon los cerebros de personas que se suicidaron con cerebros de personas que murieron repntinamente por causas distintas al suicidio. En el hipocampo de personas suicidas se encontró un exceso de genes con metilación. Y en el caso de suicidas que fueron maltratados cuando niños, la metilación era aún mayor.
Ya en 2011 Szyf reportó el desarrollo de un análisis de sangre que identifica marcadores de metilación epigenética. Esto ha hecho posible hacer estudios comparativos en grupos humanos en los que se ratifica todo lo arriba presentado. Así, se ha comparado el nivel de metilación entre niños criados en orfanatos con niños criados por sus padres biológicos. También, grupos de adultos cuya niñez fue muy pobre o muy rica a nivel socio económico.
Ya se dijo Partida!! Las grandes firmas farmacéuticas y las de biotecnología investigan ya sobre los posibles “compuestos epigenéticos” que ayuden en el tratamiento de la depresión, ansiedad, mejorar la memoria y el proceso de aprendizaje, y de muchos otros casos que seguimos padeciendo sin tener identificadas plenamente como fueron adquiridas y la forma de corregirlas.
Pero ¿podremos sentirnos seguros que habrá medicamentos genéticos que solo eliminaran los grupos metilo dañinos dejando intactos a aquellos beneficiosos y quizás esenciales? ¿Se podrá desarrollar una píldora lo suficientemente buena para borrar toda la historia escrita en ese pizarrón epigenético?
Si esa píldora pudiera liberar los genes del basurero epigenético que vino a consecuencia del sufrimiento por guerras, violaciones, abandonos y maltratos en la infancia nuestra y de nuestros antepasados ¿se la tomaría Ud.?

Feliz semana!!


Referencias:

1.-http Maternal care effects on the hippocampal transcriptome and anxiety-mediated behaviors in the offspring that are reversible in adulthood

1.                           Ian C. G. Weaver , Michael J. Meaney,  Moshe Szyf 

2.-Discover Magazine “Grandma's Experiences Leave a Mark on Your Genes” May 2013


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